Creo que nunca he reflexionado al respecto de nuestro sistema de la Seguridad Social, nombre que nunca he comprendido ya que no da seguridad y es de lo más insociable. Exponente de esa insociabilidad es el clásico funcionario del servicio de urgencias, que decide sobre tu futuro tanto si entras inmediatamente, o tienes que esperar durante horas, todo esto sin que sea médico y ni tan siquiera te dé los buenos días.
Destripas tus datos en un mostrador que lo es todo, menos aséptico, y al que le hace falta una limpieza desde el día que lo estrenaron, vamos que asco te da de apoyarte no vaya a ser que cojas lo que no tenías y salgas de allí peor que entraste. Sí tienes la inmensa suerte de que seas digno de ser llamado tendrás que sortear variados aparatos que por alguna extraña razón siempre están por medio de los pasillos, cumpliendo su misión, llenarse de polvo y estorbar.
Abandona cualquier atisbo de pudor y ponte en puros cueros, a pesar de que solo te vayan a mirar la garganta, una mano o una oreja, tu sin rechistar en bolas y dispónte a esperar a que alguien te haga caso. Mientras tanto puedes, y debes, entretenerte bien con el pobre desgraciado de la camilla de al lado que solo es vendas y sangre, como si hubiese estado trabajando en el matadero municipal haciendo mil horas extra, o sí lo que te va es el masoquismo pregunta a esa vieja eterna de los hospitales que no tiene nada pero lo tiene todo, y no te preocupes por el diagnóstico que ella te lo hará completamente gratis pues al final tiene ya mas masters hecho que el jefe de cirugía cardiovascular.
Son fascinantes, con una sola mirada te han hecho una resonancia magnética, un encefalograma, el TAC y cualquier tipo de prueba, solo con mirarte y eso sin comparar. Te dicen con la sabiduría que da la ignorancia, eso que tu tienes se arreglaba comiendo mas fruta por que seguro que estás estreñido, y tu te preguntas para qué coño se estudian cinco años de carrera, un mir de otros tantos años, estudios en el extranjero, simposium, conferencias y demás historias cuando tienen allí al Nobel de medicina infrautilizado.
Eso cuando no utiliza el incomprensiblemente poco usado método comparativo: - a una sobrina mía que tenia un novio que era un poco pendón y además creo que fumaba droga le pasaba lo mismo y se tomo bisolbrin y se quedó como nueva, no la curó pero desde entonces ha encontrado trabajo y ha dejado a ese novio suyo que creo que fumaba droga y era un poco pendón. Y tu te preguntas que demonios tendrá que ver una cosa con la otra y sí la conocía como no iba a tomar drogas joder.
Si sobrevives a esta experiencia alucinógena de la espera tendrás la inmensa suerte de que aparezcan un grupo de estudiantes todos ellos muy monos uniformados con sus impolutas batas blancas y dispuestos a revisarte de los pies a la cabeza, sin importar mucho por lo que vinieses, al fin y al cabo tu solo eres un maniquí de prácticas que se queja. Fríamente sales mas barato y de paso se ahorran algún que otro médico de verdad, aunque cuando por fin llega el citado, te entra en el cuerpo algo que no se definirlo como miedo o purito terror. Llega y automáticamente todos los mir se apartan como si hubiese descendido Dios y no es para menos, una mala nota en el expediente y a tomar por culo toda tu carrera por los caprichos de un señor cuyo único mérito es haber nacido antes y haber sabido lamer bien los culos anteriores y digo esto por que cuando ese profesional te mira va y dice: Lo que usted tiene se arregla comiendo mas fruta pues se halla usted estreñido, o sea como la vieja.